martes, 14 de mayo de 2019

XI. Tópicos modernistas


Identifica los tópicos de un poema de Rubén Darío, un poeta mexicano y uno latinoamericano.



Rubén Darío

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Rubén Darío

Rubén Darío
(Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, Nicaragua, 18 de enero de 1867 - León, Nicaragua, 6 de febrero de 1916)

EL VELO DE LA REINA MAB

La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló por la ventana de una buhardilla donde estaban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos desdichados.

Por aquel tiempo, las hadas habían repartido sus dones a los mortales. A unos habían dado las varitas misteriosas que llenan de oro las pesadas cajas del comercio; a otros unas espigas maravillosas que al desgranarlas colmaban las trojes de riqueza; a otros unos cristales que hacían ver en el riñón de la madre tierra, oro y piedras preciosas; a quiénes cabelleras espesas y músculos de Goliat, y mazas enormes para machacar el hierro encendido; y a quiénes talones fuertes y piernas ágiles para montar en las rápidas caballerías que se beben el viento y que tienen las crines en la carrera.

Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había tocado en suerte una cantera, al otro el iris, al otro el ritmo, al otro el cielo azul.

La reina Mab oyó sus palabras. Decía el primero:

-¡Y bien! ¡Heme aquí en la gran lucha de mis sueños de mármol! Yo he arrancado el bloque y tengo el cincel. Todos tenéis, unos el oro, otros la armonía, otros la luz; yo pienso en la blanca y divina Venus que muestra su desnudez bajo el plafond color de cielo. Yo quiero dar a la masa la línea y la hermosura plástica; y que circule por las venas de la estatua una sangre incolora como la de los dioses. Yo tengo el espíritu de Grecia en el cerebro, y amo los desnudos en que la ninfa huye y el fauno tiende los brazos. ¡Oh Fidias! Tú eres para mí soberbio y augusto como un semi-dios, en el recinto de la eterna belleza, rey ante un ejército de hermosuras que a tus ojos arrojan el magnífico chitón, mostrando la esplendidez de la forma, en sus cuerpos de rosa y de nieve. Tú golpeas, hieres y domas el mármol, y suena el golpe armónico como un verso, y te adula la cigarra, amante del sol, oculta entre los pámpanos de la viña virgen. Para ti son los Apolos rubios y luminosos, las Minervas severas y soberanas. Tú, como un mago, conviertes la roca en simulacro y el colmillo del elefante en copa del festín. Y al ver tu grandeza siento el martirio de mi pequeñez. Porque pasaron los tiempos gloriosos. Porque tiemblo ante las miradas de hoy. Porque contemplo el ideal inmenso y las fuerzas exhaustas. Porque a medida que cincelo el bloque me ataraza el desaliento.

Y decía el otro:

-Lo que es hoy romperé mis pinceles. ¿Para qué quiero el iris, y esta gran paleta del campo florido, si a la postre mi cuadro no será admitido en el salón? ¿Qué abordaré? He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas. He pintado el torso de Diana y el rostro de la Madona. He pedido a las campiñas sus colores, sus matices; he adulado a la luz como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido adorador del desnudo, con sus magnificencias, con los tonos de sus carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis lienzos los nimbos de los santos y las alas de los querubines. ¡Ah, pero siempre el terrible desencanto! ¡El porvenir! ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar!

¡Y yo, que podría en el estremecimiento de mi inspiración, trazar el gran cuadro que tengo aquí adentro…!

Y decía el otro:

-Perdida mi alma en la gran ilusión de mis sinfonías, temo todas las decepciones. Yo escucho todas las armonías, desde la lira de Terpandro hasta las fantasías orquestales de Wagner. Mis ideales, brillan en medio de mis audacias de inspirado. Yo tengo la percepción del filósofo que oyó la música de los astros. Todos los ruidos pueden aprisionarse, todos los ecos son susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la línea de mis escalas cromáticas.

La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en mi corazón. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del pájaro, todo se confunde y enlaza en la infinita cadencia. Entre tanto, no diviso sino la muchedumbre que befa y la celda del manicomio.

Y el último:

-Todos bebemos del agua clara de la fuente de Jonia. Pero el ideal flota en el azul; y para que los espíritus gocen de su luz suprema, es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de miel y el que es de oro, y el que es de hierro candente. Yo soy el ánfora del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido, lirio, vosotros conocéis mi morada. Para los vuelos inconmensurables tengo alas de águila que parten a golpes mágicos el huracán. Y para hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el beso, y escribo la estrofa, y entonces si veis mi alma, conoceréis a mi Musa. Amo las epopeyas, porque de ellas brota el soplo heroico que agita las banderas que ondean sobre las lanzas y los penachos que tiemblan sobre los cascos; los cantos líricos, porque hablan de las diosas y de los amores; y las églogas, porque son olorosas a verbena y a tomillo, y al sano aliento del buey coronado de rosas. Yo escribiría algo inmortal; mas me abruma un porvenir de miseria y de hambre…

Entonces la reina Mab, del fondo de su carro hecho de una sola perla, tomó un velo azul, casi impalpable, como formado de suspiros, o de miradas de ángeles rubios y pensativos. Y aquel velo era el velo de los sueños, de los dulces sueños que hacen ver la vida de color de rosa. Y con él envolvió a los cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes. Los cuales cesaron de estar tristes, porque penetró en su pecho la esperanza, y en su cabeza el sol alegre, con el diablillo de la vanidad, que consuela en sus profundas decepciones a los pobres artistas.

Y desde entonces, en las buhardillas de los brillantes infelices, donde flota el sueño azul, se piensa en el porvenir como en la aurora, y se oyen risas que quitan la tristeza, y se bailan extrañas farándolas alrededor de un blanco Apolo, de un lindo paisaje, de un violín viejo, de un amarillento manuscrito.

Tópicos:
     El esplín
     La evasión
     Lo exótico
     Dandismo
     El color azul


Poeta mexicano

ENRIQUE GONZALEZ MARTINEZ 1871 - 1952 POETA MEXICANO (13451188195).jpg
Fotografía de Enrique González Martínez
Archivo histórico Sinaloa

Enrique González Martínez
(Guadalajara, 13 de abril de 1871 - Ciudad de México, 19 de febrero de 1952)


LOS DÍAS INÚTILES

Sobre el dormido lago está el saúz que llora.
Es el mismo paisaje de mortecina luz.
Un hilo imperceptible ata la vieja hora
con la hora presente... Un lago y un saúz.
¿Con qué llené la ausencia? Demente peregrino
de extraños plenilunios, vi la vida correr...
¿La sangre? De las zarzas. ¿El polvo? Del camino.
Pero yo soy el mismo, soy el mismo de ayer.
Y mientras reconstruyo todo el pasado, y pienso
en los instantes frívolos de mi divagación,
se me va despertando como un afán inmenso
de sollozar a solas y de pedir perdón.

                              (La muerte del cisne)

Tópicos:
     El esplín

Poeta latinoamericano

Fotografía de Manuel González Prada preparando goma
Fotógrafo desconocido
Lima, 1915.

Manuel González Prada
(Lima, Perú, 5 de enero de 1844 - Lima, Perú, 22 de julio de 1918)


LA CONFESIÓN DEL INCA

-«Sol, padre fiel de mis padres,
A ti me acuso contrito:
Oye, y lava mi pecado:
Di veneno al hijo mío».

Dice el Inca; vuelve el paso
A las márgenes del Tingo,
Lava su frente y sus manos,
Y prosigue en alto grito:

-«Dije al Sol mi enorme crimen,
Recibe el crimen, oh río:
Ve, y sepúltale en el fondo
De los mares cristalinos».

Oye al Rey culpable un cuervo,
Y se aleja en raudo giro,
Y por campos y ciudades
Va diciendo en su graznido:

-«(Horror, horror al Monarca!
Es horrendo su delito.
El Monarca es filicida:
Dio mortal veneno al hijo».

Y en la choza y el palacio,
Y en la ciudad y el retiro,
Incansable grazna el cuervo:
-«Dio veneno el Rey al hijo».

-«(Muerte al cuervo, muerte al cuervo!»
Grita el Rey tremante y frío;
Y el negro pájaro muere
De mil flechazos herido.

Mas, de entonces, el Monarca
Vive mudo y pensativo,
Que la voz tenaz del cuervo
Repercute en sus oídos.

Tópicos:
     El esplín
     La evasión


Darío, Rubén. (1979). Azul y poesías.
https://www.poemas-del-alma.com/manuel-gonzalez-prada-la-confesion-del-inca.htm
http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/enrique-gonzalez-martinez-73.pdf


jueves, 2 de mayo de 2019

X. "Martín Fierro" (1872) de José Hernández (1834-1886)

File:José Hernández.jpg
Fotografía de José Hernández
c. 1875
Fotógrafo desconocido

Analiza la forma de tres estrofas de Martín Fierro:

II

20
Nin/gu/no/ me ha/ble/ de/ pe/nas,     A
Por/que/ yo/ pe/na/do/ vi/vo,            B
Y/ nai/des/ se/ mues/tre al/ti/vo        B
Aun/que en/ el/ es/tri/bo es/té:          C
Que/ sue/le/ que/dar/se a/ pie           C
El/ gau/cho/ mas/ al/ver/ti/do.          B

21
Jun/ta es/pe/ren/cia en/ la/ vi/da       A
Has/ta/ pa/ dar/ y/ pres/tar                B
Quien/ la/ tie/ne/ que/ pa/sar             B
En/tre/ su/fri/mien/to y/ llan/to,         C
Por/que/ na/da/ en/se/ña/ tan/to        C
Co/mo/ el/ su/frir/ y el/ llo/rar.           B

22
Vie/ne el/ hom/bre/ cie/go al/ mun/do,     A
Cuar/tian/do/lo/ la es/pe/ran/za,              B
Y a/ po/co an/dar/ ya/ lo al/can/zan          B
Las/ des/gra/cias/ a em/pu/jo/nes,            C
¡La/ pu/cha,/ que/ trae/ li/cio/nes            C
El/ tiem/po/ con/ sus/ mu/dan/zas!           B

martes, 23 de abril de 2019

IX. Poesía mexicana del siglo XIX

1. Para leer (escoge un poema de cada autor) (excepto *)

Guillermo Prieto
Fotografía tomada entre 1850 y 1880

a) Guillermo Prieto
Al mar
Ensueños (https://www.buscapalabra.com/poema.html?titulo=ensue%C3%B1os&iden=5263)
Cantares
La Migajita*


Ignacio Manuel Altamirano
Siglo XIX

b) Ignacio Manuel Altamirano (http://www.los-poetas.com/alta/alta1.htm)
María
Las amapolas (http://www.poesi.as/ima710105.htm)
Al Atoyoc
Los naranjos


File:Manuel M. Flores.gif
Retrato de Manuel María Flores
por Emiliano Canto Mayén
2015

c) Manuel M. Flores
Ante la tumba de la señorita Carmen Z (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pasionarias--0/html/606c9b63-4fe2-41ca-9171-febf57aba120_9.html#129)
En el baño
Nupcial
Besos
La última flor

File:Manuel Acuña.jpg
Manuel Acuña
Grabado tomado del libro Poesías, París, Librería de Garner Hermanos 1890

d) Manuel Acuña
La brisa
La felicidad (https://www.poeticous.com/manuel-acuna/la-felicidad?locale=es)
Hojas secas
A una flor
Nocturno (a Rosario)*
Ante un cadaver


Ignacio Ramírez.jpg
Ignacio Ramírez
Imagen tomada del libro: Enrique Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo XIX

e) Ignacio Ramírez "El Nigromante"
En el álbum de Rosario
A Rosario
Al Amor
Por los desgraciados (https://archive.org/stream/3747793/3747793_djvu.txt)
Indigno es de sufrir el navegante 

Que tiembla cuando ruge la tormenta 
Después de los asesinatos de Tacubaya



f) Ignacio Rodríguez Galván
Profecía de Guatimoc*
Muñoz, sisitador de México
Adiós, oh Patria mía (http://biblioteca.org.ar/libros/152848.pdf)
Alegre el marinero
en voz pausada canta
Mi ensueño


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Salvador Díaz Mirón
g) Salvador Díaz Mirón
Mamá, soy Paquito * (https://www.poemas-del-alma.com/salvador-diaz-miron-paquito.htm)
Cubierto de jiras,
al ábrego hirsutas

h) Juan de Dios Peza
Reír llorando (http://www.biblioteca.org.ar/libros/89015.pdf)
A México
A mis hijos

Elegir el que más te haya gustado
Posturas políticas (lib / con)
leer los asteriscos

martes, 9 de abril de 2019

VIII. Teatro mexicano del siglo XIX




Responder las siguientes preguntas:

1. Completa el cuadro:




Teatro popularTeatro culto
Espacios de representaciónTeatros y carpasTeatros
Temas comunesAquellos que reflejen la vida cotidiana de las clases populares
Acontecimientos del día 
Género dramático
Melodrama
Género didáctico
Nacionalista
Desventuras
Amorosos
Índole política
DramaturgosLeopoldo Beristaín
Lupe Rivas Cacho
Roberto Soto
Delia Magaña
Armando Soto
Lamarina
Manuel Medel Jesús Martínez
Manuel Eduardo
Gorostiza
Julio Jiménez Rueda
Tipo de públicoPueblo
Catrines
Burócratas
Intelectuales militares
La clase obrera
Aristócratas
Burócratas e intelectuales
Actores y actrices famososLas tiples Amalia Gómez
Soledad Aycardo
(Can-Can)
Antonio Castro
Soledad Cordero
Concha Méndez


2. Localiza los siguientes teatros por ciudad y estado:

Teatro Juárez

Guanajuato, Guanajuato

Teatro Juarez.jpg

Arquitecto: José Noriega (construcción original) 
                   Antonio Rivas Mercado y Alberto Malo (terminó la construcción)
Construcción: 1903
Inauguración: 27 de octubre de 1903

Teatro Calderón

Zacatecas, Zacatecas

Teatro Fernando Calderón Zacatecas.JPG

Arquitecto: George E. King
Construcción: 1832 - 1833
Inauguración: 1833
Cierre: 1850
Reapertura: 16 de mayo de 1897
Reconstrucción: 1891 - 1897

Teatro Manuel Doblado

León, Guanajuato

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Arquitecto: José Noriega
Construcción: 1869 - 1880
Inauguración: 4 de noviembre de 1872


Teatro José Peón Contreras

Mérida, Yucatán

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Arquitecto: Pío Pialentini
Construcción: 1900 - 1908
Inauguración: 21 de diciembre de 1908


Teatro Alarcón

San Luis Potosí

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Arquitecto: Francisco Eduardo Tresguerras
Construcción: 1825 - 1827
Inauguración: domingo de Pascua de Resurrección 1827 (finales de marzo)


Teatro Degollado

Guadalajara, Jalisco

Guadalajara, Jalisco, México 23.0.jpg

Arquitecto: Jacobo Gálvez
Construcción: 1855 - 1866
Inauguración: 13 de septiembre de 1866


Teatro Ángela Peralta

Mazatlán, Sinaloa

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Arquitecto: Manuel Rubio
Construcción: 1869 - 1874
Inauguración: 15 de febrero de 1874


Teatro Ángela Peralta

San Miguel de Allende, Guanajuato

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Arquitecto: Don Juan Mañón
Construcción: 1871 - 1873
Inauguración: 11 de mayo de 1873



3. Lee las primeras dos escenas de:
- "Contigo pan y cebolla" (1833) de Manuel Eduardo de Gorostiza
- "A ninguna de las tres" de Fernando Calderón y Beltrán


4. ¿En qué obra está basada "A ninguna de las tres"?

"A ninguna de las tres" de Calderón está basada en la obra "Contigo pan y cebolla" de Gorostiza; ambas inician con el día de la pedida de mano de la hija o una de las hijas, a quien le encanta leer novelas, del señor de la casa (don Timoteo o don Esteban en su respectiva obra).

5. ¿Acaso estas dos obras siguen la lectura neoclásica de Aristóteles en cuanto a unidad de tiempo, espacio y acción? ¿Por qué?

Las obras siguen la lectura neoclásica de Aristóteles pues se desenvuelven a lo largo de un día (o jornada) que sería la unidad de tiempo, en un espacio que es la sala de la casa y de acción, que es la pedida de mano para la boda de la cual se ramifican los episodios.


6. ¿Cómo es el lenguaje de los personajes? ¿Hay diferencia de clases marcada por sus palabras? Ejemplifica.

El lenguaje de los personajes varía dependiendo del estrato al que creen pertenecer, por ejemplo en "A ninguna de las tres" don Carlos tiene un registro diferente a los demás, pues todo el tiempo habla de su vida cultivada en Francia y frecuentemente utiliza vocabulario francés y cita a diversos artistas (autores, cantantes de ópera, etc.) para mostrar su erudición. En cambio, personajes como don Juan o don Timoteo le dicen en un registro mucho más coloquial que no logran entenderle y usan sus propias referencias populares.


7. Pon un ejemplo de instancia didáctica en alguna de las obras y trata de explicar la ideología del autor.

En la escena VI de la obra "A ninguna de las tres" don Carlos se encuentra en la sala con don Timoteo a quien le empieza a contar las maravillas de París. Lo que no sabe don Timoteo es que don Carlos le está contando exageraciones de Francia: los teatros no pueden tener dos millones de espectadores ni se usan espejos para poder ver desde lejos lo que sucede en escena ni el simple hecho de estar en París te vuelve joven. Don Carlos convence a don Timoteo para viajar a París y llevarlo consigo, pero no esperaba que aplazara la salida veinte años. Al estar solo don Carlos expresa un poco de lo que verdaderamente piensa: "Nada hay en México bueno; He aquí un viejo de oro lleno; Pero el más grande animal." Creo que Calderón con el personaje de don Carlos buscaba plasmar lo que él creía era la concepción que el extranjero tenía respecto al pueblo mexicano: no importaba si eran personas con recursos o no, todos por igual no tenían conocimiento de la "buena" cultura ni de la civilización que solo podía encontrarse en Europa. Presentar personajes como don Carlos en escena seguramente hacían a los espectadores mexicanos sentirse ofendidos y generar cierto desapego o resentimiento hacia aquellos europeos que actuaran como él, sintiendo que trajeron las buenas costumbres a América. 


8. Explica un momento de comicidad dramática (esto es, que sucedería sobre la escena al actuar la obra los actores) de las escenas leídas.

En la escena V entra Leonor a escena leyendo, poco después deja su libro y se muestra muy afligida por la muerte del personaje principal de su novela. Los hombres que ya estaban en la sala hablan de su pecho sensible y su padre le ruega volver en sí. Don Carlos le sugiere a don Juan que le hable a Leonor y este se dirige a ella diciendo "Leonor", a lo cual don Carlos se ofende e inicia una breve intervención donde le muestra a don Juan cómo es que se debe dirigir a una dama, pero Leonor le corta la inspiración. Una vez que la joven regresa a la realidad don Carlos le pregunta a don Juan si su pecho no salta de ternura al verla, pero este le dice "no", por lo cual don Carlos nuevamente lo califica de frígido y mármol. Leonor vuelve a afligirse por Werter y expresa su deseo de morir como él, su padre se exalta y le pregunta que cómo podría dejar a su padre que la ama, a lo cual ella le responde que baje a la tumba con ella también. La escena continúa con breves reflexiones de los personajes sobre la muerte hasta que don Carlos pide hablar sobre amores y cosas dichosas y posteriormente Leonor sale al jardín con don Juan.


9. Compara brevemente las vidas de Gorostiza y Calderón.


Gorostiza y Calderón fueron dos escritores imprescindibles para el desarrollo del romanticismo mexicano. Ambos estaban inclinados hacia las ideologías liberales que defendieron en el campo de batalla, por lo cual se vieron en la necesidad de exiliarse: Gorostiza al extranjero y Calderón a otro estado de la república. Además de su obra teatral se desempeñaron en cargos políticos y públicos dentro del México independiente hasta sus respectivas muertes.  

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Manuel María del Pilar Eduardo de Gorostiza y Cepeda
 Veracruz, 1789 - Tacubaya, 1851

Manuel María del Pilar Eduardo de Gorostiza y Cepeda fue un dramaturgo, periodista y diplomático hispanomexicano. Su padre era gobernador de Veracruz y su madre era una española con doctorado. Inició una carrera eclesiástica, pero la abandona poco después para dedicarse al campo militar. Participa en la lucha de Independencia, se convierte en coronel y es herido poco antes de partir a España. En Madrid empieza a escribir y son representadas sus primeras obras. Desempeñó cargos de editor, colaborador y director en varias revistas. Una vez que Fernando VII recobró la corona Gorostiza se exilió por sus ideas liberales en Londres donde se relacionó con intelectuales de gran renombre. Tuvo cargos diplomáticos que utilizó para introducir la disciplinas como la litografía a México y 39 años después, en 1833, regresa para desempeñar otros cargos públicos, entre ellos en 1835 asume la dirección del Teatro Principal de México. 


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Fernando Calderón y Beltrán
Guadalajara, 1809 - Ojocaliente, 1845

Fernando Calderón y Beltrán fue un poeta, dramaturgo, abogado y político mexicano. Sus padres eran dueños de la hacienda La Quemada en el actual estado de Zacatecas. Inició estudios latinos, de filosofía y letras en el Real Colegio de San Luis Gonzaga de Zacatecas. Después de la muerte de sus padres volvió a Guadalajara y obtuvo el título de abogado por el Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco en 1829. Regresó a Zacatecas y desempeñó diversos cargos públicos: magistrado en el Supremo Tribunal de Justicia de esta entidad, diputado al Congreso del Estado, entre otros. Fernando Calderón era de ideología liberal y luchó por un gobierno republicano, representativo, popular y federal. Él participó en la Batalla de Guadalupe en la cual fue herido de gravedad. El gobernador de Zacatecas lo desterró por sus inclinaciones ideológicas y él se refugió en la Ciudad de México. Volvió a Zacatecas pocos meses después por orden del ministro de la guerra, el general José María Tornel. Ocupó cargos públicos hasta su prematura muerte a causa de largos padecimientos.


martes, 2 de abril de 2019

VII. "Tradiciones cuzqueñas" (1886) de Clorinda Matto de Turner (1852-1909)

Clorinda Matto de Turner.jpg
 Clorinda Matto de Turner
siglo XIX
Fotógrafo desconocido

"Así le paga el diablo, a quien bien le sirve" en Tradiciones cuzqueñas


1. Lee tu tradición
2. Sube un breve ensayo (2000 a 2500 caracteres) sobre las ideas que identificas en el texto. Generalmente el autor expresa ideas de las siguientes formas:

A) Directamente
      - Como autor (ojo: estás leyendo una de sus obras, no le estás leyendo la mente)
     - Como persona: personaje con vida e ideas propias

B) Indirectamente 
     - A través de personajes
     - A través de sus diálogos 
     - Personajes alegóricos (con diversos niveles de alegoría) 

C) A través de la obra completa.


Clorinda Matto de Turner en su libro Tradiciones cuzqueñas escribe una tradición titulada “Así le paga el diablo, a quien bien le sirve” donde cuenta la historia del alcalde don Francisco Antonio de Castro, quien acude al indio hechicero famoso Rochino para saber si la mujer que amaba y celaba, doña Luisa de Mendoza y Cisneros, estaba enamorada de él. Rochino, después de hacer una breve consulta con hojas y piedras, le confiesa a su cliente que quien ama doña Luisa es al notario mayor don Francisco Unzueta. Don Castro despechado se retira y va con el obispo González para acusar a don Unzueta de haber hechizado a doña Luisa. Entonces, el obispo manda llamar a ambos y ellos al saber quién había sido su acusador se echan la culpa de ser hechizados por amor y embrujar con el mismo. Los amantes le piden al obispo licencia para contraer matrimonio mientras don Francisco Castro termina sin amada siendo testigo de los preparativos de su boda.
Matto de Turner muestra diferentes posturas de su época a través de sus personajes, sus diálogos y su voz propia. Las breves citas de autores como Calderón de la Barca o Cervantes tienen una función didáctica dentro de la tradición de Turner que además clarifican las posiciones ideológicas de los personajes. El hechicero, por ejemplo, cuando cita a Calderón con “el mayor monstruo son los celos” está dando indicio para el lector y el mismo don Castro sobre el rumbo desafortunado de los sucesos y al afirmar que “el amor primero es el único que vive” expresa lo que en verdad creía. El hecho de que la autora utiliza autores canónicos y esas frases en particular con determinados personajes también habla sobre su postura y aquello que buscaba que su lector conociera y mantuviera. Al inicio de esta tradición la autora plantea la cuestión de la doble moral por medio del personaje de don Castro; este es descrito como un hombre religioso que ocupa un puesto público quien a causa de sus pasiones acude a un hechicero, personaje mal visto dentro de la comunidad eclesiástica. Una vez que lo consulta y su respuesta no le es favorable, decide acusar de hechicero a aquel que se interpone en su camino amoroso, claro, sin mencionar que él mismo había visitado a Rochino y además le había pagado. A lo largo de la obra se refuerza la idea del rechazo hacia la doble moral de don Castro cuando a pesar de sus intentos no logra salirse con la suya, pues el desenlace para los enamorados es dichoso a diferencia del suyo; en pocas palabras: quien obra mal para beneficio propio acaba mal. Para Clorinda el amor y la religión no eran ámbitos de la vida que tuvieran que estar en oposición, como bien lo escribe en la tradición: “el rezar no se opone a jugar con el niño cupido”.
Clorinda Matto de Turner veía a Perú como un organismo enfermo tras los conflictos sociales que marcaron el siglo XIX como lo fueron las guerras civiles. Ella proponía tres "fuentes de salud nacional" para contrarrestar el malestar colectivo: la cátedra, la Iglesia y el periodismo. El conformar una nación era imprescindible y una manera de determinar la naturaleza de esta nación, de acuerdo a Clorinda, era estudiar las obras del pasado, lo cual se refleja con las citas de autores selectos en esta y otras de sus Tradiciones. Turner contaba con dos fuentes principales: las sociales y literarias; leía al Inca Garcilaso de la Vega y al Lunajero al igual que autores europeos, otros peruanos y coloniales. Desde niña aprendió español y quechua, por lo cual pudo, al igual que el Inca, recopilar la tradición oral peruana y plasmarla a la escrita para de esa forma escribir la historia que concordara con Perú. "Así le paga el diablo, a quien bien le sirve" es uno de tantos ejemplos donde vemos plasmado por los autores peruanos intentos por conformar una auténtica nación peruana. 




jueves, 14 de marzo de 2019

VI. "Clemencia" (1868) de Ignacio Manuel Altamirano ¿Cómo son sus personajes?

La más temprana fotografía que se conoce de
Ignacio Manuel Altamirano


¿Cómo son los personajes de "Clemencia"? Contesta a partir de los diálogos del capítulo XXIII La última navidad.



Clemencia:

¿Qué he hecho, Dios mío? ¿Qué he hecho?


Clemencia es la mujer de quien ambos soldados están enamorados. Ella es sensible, devota, condescendiente y está enamorada de Flores. Le preocupa el "qué dirán", por lo cual se dirige a Flores como lo hace e intenta que Valle no se retire de la cena cuando la encuentra con su amigo.


Fernando Valle:

Rabioso no es la palabra; indignado, sí, 
como un hombre sincero que descubre una perfidia...


Valle está enamorado de Clemencia, pero tiene una personalidad mucho más tímida que Flores. Se ilusiona con facilidad, lo cual puede verse cuando recibe el pañuelo bordado de Clemencia. Es un hombre que puede pensar las cosas antes de actuar, pero no le es posible ocultar sus emociones. Además es soberbio, pues no permite que Clemencia le haga cambiar de opinión de retirarse de la cena.


Enrique Flores:
Amigo Valle, dice usted eso con un acento tan trágico 
que me causa terror y, sobre todo, a esta señorita. 
¡Se diría que está usted rabioso!

Flores, al igual que Valle, está enamorado de Clemencia, pero a diferencia de él, es un un hombre que aparenta mucha más seguridad. Me parece que el amor que dice sentir por Clemencia no es sincero y que es un personaje bastante irónico por cómo se dirige a Valle cuando lo encuentra con la amada.

martes, 12 de marzo de 2019

V. "El matadero" (1871 post mortem) de Esteban Echeverría

EstebanEcheverria.jpg
Ernest Charton
Retrato del escritor argentino Esteban Echeverría
(1874)


a) Describe a través de una cita instancias del Romanticismo muy precisas en el texto:


          1. Amor a la patria

-A la casilla con él, a la casilla. Preparen la mashorca y las tijeras. ¡Mueran los salvajes unitarios!
¡Viva el Restaurador de las leyes!

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 40). Morelia: UNAM.

-Porque lo llevo en el corazón por la Patria, por la Patria que vosotros habéis asesinado, ¡infames!

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 41). Morelia: UNAM.


          2. Fascinación por lo grotesco

La perspectiva del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. Cuarenta y nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de doscientas personas hollaban aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias. En torno de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas. La figura mas prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano, brazo y pecho desnudos, cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado de sangre. A sus espaldas se rebullían caracoleando y siguiendo los movimientos una comparsa de muchachos, de negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad trasuntaba las harpías de la fábula, y entremezclados con ella algunos enormes mastines, olfateaban, gruñían o se daban de tarascones por la presa. Cuarenta y tantas carretas toldadas con negruzco y pelado cuero se escalonaban irregularmente a lo largo de la playa y algunos jinetes con el poncho calado y el lazo prendido al tiento, cruzaban por entre ellas al tranco o reclinados sobre el pescuezo de los caballos echaban ojo indolente sobre uno de aquellos animados grupos, al paso que mas arriba, en el aire, un enjambre de gaviotas blanquiazules que habían vuelto de la emigración al olor de carne, revoloteaban cubriendo con su disonante graznido todos los ruidos y voces del matadero y proyectando una sombra clara sobre aquel campo de horrible carnicería. Esto se notaba al principio de la matanza.

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 36). Morelia: UNAM.


          3. Descripciones de lo sublime

Una tremenda avenida se precipitó de repente por el Riachuelo de Barracas, y extendió majestuosamente sus turbias aguas hasta el pie de las barrancas del alto. El Plata creciendo embravecido empujó esas aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras. La ciudad circunvalada del Norte al Este por una cintura de agua y barro, y al Sud por un piélago blanquecino en cuya superficie flotaban a la ventura algunos barquichuelos y negreaban las chimeneas y las copas de los árboles, echaba desde sus torres y barrancas atónitas miradas al horizonte como implorando misericordia al Altísimo. Parecía el amago de un nuevo diluvio.

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 33). Morelia: UNAM.


          4. Papel de la naturaleza

Sucedió, pues, en aquel tiempo, una lluvia muy copiosa. Los caminos se anegaron; los pantanos se pusieron a nado y las calles de entrada y salida a la ciudad rebosaban en acuoso barro. 

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 33). Morelia: UNAM.

Estos corrales son en tiempo de invierno un verdadero lodazal en el cual los animales apeñuscados
se hunden hasta el encuentro y quedan como pegados y casi sin movimiento.

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 36). Morelia: UNAM.




b) Sin embargo, "El matadero" también anuncia ya la llegada del Realismo a Latinoamérica. Haz lo mismo a través de citas que demuestren:



          1. Descripción detallada, cuidadosa, casi quirúrgica y desapegada del narrador

El matadero de la Convalescencia o del Alto, sito en las quintas al Sud de la ciudad, es una gran playa en forma rectangular colocada al extremo de dos calles, una de las cuales allí se termina y la otra se prolonga hacia el Este. Esta playa con declive al Sud, está cortada por un zanjón labrado por la corriente de las aguas pluviales, en cuyos bordes laterales se muestran innumerables cuevas de ratones y cuyo cauce, recoge en tiempo de lluvia, toda la sangrasa seca o reciente del matadero. En la junción del ángulo recto hacia el Oeste está lo que llaman la casilla, edificio bajo, de tres piezas de media agua con corredor al frente que da a la calle y palenque para atar caballos, a cuya espalda se notan varios corrales de palo a pique de ñandubay con sus fornidas puertas para encerrar el ganado.

Echeverría, E. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 35). Morelia: UNAM.


          2. Interés por las clases menos privilegiadas y su papel social

En efecto, el decimosexto día de la carestía víspera del día de Dolores, entró a nado por el paso de Burgos al matadero del Alto una tropa de cincuenta novillos gordos; cosa poca por cierto para una población acostumbrada a consumir diariamente de 250 a 300, y cuya tercera parte al menos gozaría del
fuero eclesiástico de alimentarse con carne. ¡Cosa estraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la iglesia tenga la llave de los estómagos!

Echeverría, E.. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (p. 35). Morelia: UNAM.


          3. Intentos de imitar el lenguaje tal y como se usa en la vida cotidiana

-Hi de p… en el toro.

-Al diablo los torunos del Azul.

-Mal haya el tropero que nos da gato por liebre.

-Si es novillo.

-¿No está viendo que es toro viejo?

-Como toro le ha de quedar. ¡Muéstreme los c…, si le parece, c…o!

-Ahí los tiene entre las piernas. No los ve, amigo, más grandes que la cabeza de su castaño; ¿o se ha
quedado ciego en el camino?

-Su madre sería la ciega, pues que tal hijo ha parido. ¿No ve que todo ese bulto es barro?

-Es emperrado y arisco como un unitario. -Y al oír esta mágica palabra todos a una voz exclamaron:
¡mueran los salvajes unitarios!

-Para el tuerto los h…

-Sí, para el tuerto, que es hombre de c… para pelear con los unitarios.

-El matahambre a Matasiete, degollador de unitarios. ¡Viva Matasiete!

-¡A Matasiete el matahambre!

-Allá va, gritó una voz ronca interrumpiendo aquellos desahogos de la cobardía feroz. ¡Allá va el toro!

-¡Alerta! Guarda los de la puerta. Allá va furioso como un demonio!

Echeverría, E.. (1871). El matadero. En Antología de literatura latinoamericana del siglo XIX (pp. 37-38). Morelia: UNAM.